Si ya era complejo encontrar recursos educativos eficaces para enseñar, llegó el covid-19 y nos obligó a volcarnos a la educación virtual. Una forma de enseñar y aprender que no elegimos ni docentes ni estudiantes.
Y con el aislamiento se intensificaron los problemas de aprendizaje que ya existían, se profundizaron las barreras educativas y se sumaron nuevos desafíos nunca vistos.
En este artículo reflexionamos sobre la importancia de recuperar lo humano del vínculo entre educadores y estudiantes, y te contamos cómo podemos lograrlo a pesar de la distancia.
La escuela es irremplazable
El problema de que los chicos, chicas y adolescentes estudien de manera virtual no es en sí la virtualidad.
Ni siquiera es la falta de conocimientos de educación virtual de muchos docentes.
El problema es que no van a la escuela, que es su lugar, donde tienen que estar.
El lugar pensado PARA ellos y ellas.
Un lugar que es creado cada día POR ellos y ellas.
Porque allí suceden cosas importantes para su desarrollo intelectual y emocional que no pueden suceder en otro lado.
No hay dudas de que el aprendizaje se da en el contexto de un vínculo con el educador, por eso la virtualidad aleja y hace distante ese vínculo.
La presencia corporal y humana del docente y los pares es irremplazable, y su ausencia dificulta mucho la conexión de los estudiantes con el aprendizaje.
Dificultades que se profundizan
En este contexto las dificultades de aprendizaje se profundizaron, y los niños, niñas y adolescentes que anteriormente presentaban distinto tipo de problemáticas, ahora tienen aún más barreras para aprender.
También sucede con los que portan alguna discapacidad que requiere proyectos de inclusión. ¿Cómo hacer acompañamientos individualizados cuando no podemos estar ahí?
Especialmente cuando la inclusión tiene como objetivo aprendizajes sociales, convivenciales y vinculares. O cuando es solo con la presencia de otros que un individuo puede aprender. En ese CREAR con el otro.
Recurso educativo que humaniza
Por eso estamos convencidas que el dibujo hecho a mano y las Actividades Visuales son capaces de contrarrestar esta situación.
Para saber qué son las Actividades Visuales te recomendamos este artículo.
Un dibujo no puede reemplazar la corporeidad del docente, pero tiene el poder de transmitir su ser y su esencia, humanizando la distancia. Acercando el vínculo.
Porque se produce una conexión más íntima y cercana. Más humana.
Cuando transformamos una tarea en una Actividad Visual generamos una experiencia sensorial más rica y positiva. Que despierta los deseos de aprender porque anima a participar.
Este recurso educativo estimula, tanto a los estudiantes como a los docentes, a conectarnos con la tarea. Porque activa aspectos creativos de nuestro cerebro que expanden nuestras habilidades de pensamiento.
Por eso proponemos usar los dibujos hechos a mano. Para humanizar este contexto donde los vínculos están mediatizados por la frialdad de la tecnología y el distanciamiento.
La urgencia de la accesibilidad
Como decíamos, hoy más que nunca debemos ocuparnos de las dificultades de aprendizaje que se han profundizado con el aislamiento.
Es imprescindible implementar recursos educativos inclusivos y de calidad, que ayuden a levantar las barreras del aprendizaje.
No se puede esperar a que vuelvan las clases para retomar la inclusión porque el tiempo perdido es irremplazable, es tiempo que no vuelve.
Además es fundamental tener en cuenta lo que estamos viviendo como sociedad y como personas.
Y en esto también las Actividades Visuales son un recurso educativo que tiene mucho para aportar.
Por eso recomendamos este fabuloso recurso educativo, y te invitamos a que hagas de tus actividades una experiencia sensorial que despierte el deseo de aprender de tus estudiantes.
Justamente por esta situación de aislamiento decidimos transformar el Taller de Actividades Visuales que hacíamos en las escuelas en forma presencial, a un formato virtual para que cualquier persona de cualquier parte del mundo pueda acceder desde su casa.